Desata el pasado, desata el silencio.

«Las cosas que no dices te atan al pasado, lo que callas te lastima, lo que no dices te ahoga, el silencio mata.» CPLB

Las mujeres apreciamos o detestamos nuestro pasado dependiendo de cómo lo valoricemos nosotras mismas de acuerdo  a nuestras vivencias. Difícilmente nos enseñan a soltar el pasado, y no tenerlo como retenerlo como si fuera un tesoro preciado por las cosas que se ocultamos en él. Es cierto que todos y todas tenemos un pasado, pero creo que llega cierta edad en la cual no se puede ocultar el pasado, o no se debería ocultar. En especial cuando se tiene una pareja y se piensa establecer una relación sólida, hablo del matrimonio. Como mujer consiente y madura debes hablar con tu pareja sobre tu pasado, debes ser honesta, pero sin lastimar. Debes contarle sobre tus relaciones anteriores claro que sí, pero no alardeando o presumiendo. Tienes que llegar a ser consiente de ti misma, para que la otra persona sea consiente de ti, sepa con quien vive, y a quien ama. Si al contar tu pasado sientes la mas mínima vergüenza por lo que ahí existe, felicidades creo que has madurado y existe un arrepentimiento en tu persona. Arrepentimiento que te mantendrá alejada de dicho pasado y te mantendrá segura para no cometer las mismas injusticias que ahí cometiste. Si eres del tipo de mujer que al ocultar su pasado tiene dobles intensiones en su vida, entonces no está dispuesta a reparar daños, mucho menos a transformar su vida.

La mujer solo debe recordar el pasado para recordar de donde salió y al lugar a donde no debe regresar.  Mirar a tras solo debe servir para darte impulso a seguir hacia a delante. Si en tu pasado existen heridas muy graves, tienes que curarlas a modo urgente, ya que ese tipo de heridas son las que te vuelves adicta al dolor, a la melancolía, a la añoranza, al recuerdo, al sufrimiento, ese tipos de heridas son las que no deben seguir acariciando, tocar una y otra vez la misma herida evita que sane. La herida no sana si la tocas a cada rato, todo el día, todo el tiempo. Es cierto que hay heridas que necesitan ayuda para sanar y otras en su mayoría solo dependen de ti. El sanar heridas emocionales solo depende de ti, sanar es una decisión. Todo está en que tengas el valor de salir de la auto conmiseración y esa zona de confort que has experimentado por tanto tiempo al provocarte dolor una y otra vez. Quitar las costras de las heridas no te beneficia en nada. Por el contrario solo te pierdes, te auto destruyes. Ten el valor y veras que tu vida no tiene que ser ese infierno que tú misma construiste y al que estas tan acostumbrada, con la única intención según tú de castigarte.

Cuando desates el nudo del pasado, veras que todo en ti incluso en la vida se torna diferente. La mujer no entiende, no comprende que para liberarse de sí misma, y sus demonios del pasado, del dolor, de sus enfermedades tiene que hablar sobre su pasado. Ahí está ubicada la clave para saber lo que reamente eres, y la razón de porque eres como eres. En el pasado hay que hacer un estudio minucioso y una vez que se ha encontrado el nudo correcto a desatar, solo se desata y todo o casi todo vuelve  a la normalidad. Hay mujeres sobre todo las que son egocéntricas que aun que muchas veces sus vida les parezcan malas, seguirán fingiendo que su vida es perfecta, porque el mundo les dice que por ser hermosas lo merecen todo. Pero las otras, todas aquellas mujeres que ya empiezan a pagar el precio de su pasado, a todas ellas solo puedo aconsejarles que dejen que su pasado las atrape. Ya no huyan de él, enfréntenlo, dejen que las revuelque, tengan el valor de hablar de su pasado, perdonar y perdonarse. No hay mejor antiséptico para las heridas que el perdón. Esa palabra que te cuesta tanto pronunciarla, ofrecerla o darla.

La mujer tiene que aprender a hablar, de su pasado sin burla, sin dolor, sin presumir. La mujer arrepentida tiene  muchas oportunidades para hacer de su pasado algo útil. La mujer arrepentida cambia cuando en verdad ha aprendido mucho o cunado ha sufrido lo suficiente. Entonces qué esperas, yo te hablo a ti la que se atormenta con su pasado por que no se perdona, porque está atrapada en el autoengaño del autocastigo. Ya termina con  ese proceso tan inútil y avanza. Te quedan muchas cosas por hacer, por compartir a otras mujeres y ayudarlas a salir de la oscuridad donde se encuentran. Tu vida o tu pasado tienen un propósito, ayudar, prevenir, a otras mujeres. Por más que te parezca imperdonable tu pasado o extremadamente complicado, dañado, créeme no eres la única que vivió cosas así. Muchas mujeres hemos experimentado cosas tenebrosas, tormentosas y no podíamos seguir estancadas a hi porque moriríamos, tuvimos que seguir. Para que no te quede la menor duda, te esta hablando un mujer que fue alcohólica y prostituta. Tu vida y tu pasado tienen valor si así lo quieres tú.

No te sientas especial por haber vivido lo que viviste bueno o malo. Nuestro pasado forja lo que podemos ser en nuestro presente ya sea bueno o malo. Tú decides, si prefieres seguir siendo víctima o una mujer valiente que se atrevió a salir a mostrar sus múltiples heridas y sanarlas. Cuando empiezas a hablar del pasado, sanas y cuando terminas a hablar de él te das cuenta que te encuentras a kilómetros de distancia de él, y cuando menos te lo imaginas percibes que cuando hablas de ese pasado ya no te toca.

“Ni siquiera todo el peso del pasado pudo con ella. Aun contra todo pronóstico siempre se levantaba y continuaba. Pero, no todo era malo. Tenía la firme esperanza de que los malos días no fueran tan malos del todo. Y no queda duda de que sin ellos, ella jamás seria la mujer que es hoy.” Edwin Vergara

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